Introducción a la Terapia Dialéctica

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La terapia dialéctico comportamental para el tratamiento del trastorno límite de la personalidad

El trastorno límite de la personalidad se caracteriza por una inestabilidad persistente en áreas de funcionamiento fundamentales: la cognición, la afectividad, la actividad interpersonal y el control de los impulsos. Este patrón se ve reflejado en una serie de características entre las que se encuentran los esfuerzos por evitar un abandono real o imaginario; un patrón de relaciones interpersonales intensas y disfuncionales; una alteración de la identidad; una notable impulsividad que puede acarrear consecuencias potencialmente peligrosas; amenazas e intentos suicidas y conductas autolesivas recurrentes; inestabilidad afectiva relacionada con una elevada reactividad del estado de ánimo; ira inapropiada e intensa; y sentimientos crónicos de vacío. Este patrón de funcionamiento es altamente disfuncional y causa un gran malestar.

Pese a la gravedad de este trastorno, el desarrollo y puesta a prueba de estrategias de intervención eficaces para el mismo es escaso. Los logros terapéuticos son lentos y se producen abandonos y recaídas con mucha frecuencia.
En este artículo presentamos un programa de tratamiento para este trastorno. Se trata de la terapia dialéctico comportamental desarrollada por la Dra. Marsha Linehan y su grupo de investigación en la Universidad de Washington en Estados Unidos.
El objetivo de este artículo es ofrecer una visión general de este programa de tratamiento. En primer lugar, describiremos brevemente la teoría dialéctica que sustenta el tratamiento, para posteriormente adentrarnos en el programa de tratamiento describiendo sus estrategias esenciales y la estructuración del mismo.

El modelo de Linehan se fundamenta en la relación entre una alta vulnerabilidad emocional y un ambiente invalidante como mecanismo clave para el desarrollo de un trastorno límite de la personalidad.

(García Palacios, 2004, p. 43)

El modelo de Linehan sobre el trastorno límite de la personalidad (TLP) propone una aproximación biosocial, donde este se entiende como el resultado de la interacción entre una alta vulnerabilidad emocional biológica y un ambiente invalidante que no enseña al individuo a regular ni validar sus emociones. Desde una perspectiva dialéctica, Linehan plantea que los pacientes con TLP presentan dificultades para integrar polaridades emocionales y cognitivas, lo que genera rigidez, conflicto interno y alteraciones en su identidad, relaciones y conducta. Esta visión considera que la inestabilidad emocional es el problema central, y muchas conductas límite (como la autolesión) son intentos fallidos de manejar emociones intensas. La Terapia Dialéctico Conductual (DBT) busca validar esta vulnerabilidad, enseñando habilidades de regulación emocional, atención plena, tolerancia al malestar y efectividad interpersonal para mejorar la calidad de vida del paciente.

La terapia dialéctico comportamental se fundamenta
en esta perspectiva biosocial del trastorno límite de la
personalidad. El objetivo fundamental es reconocer y
validar la vulnerabilidad emocional que presentan los
pacientes y proporcionar las habilidades necesarias
para la regulación de las emociones, lo que repercutirá en mejorías en el manejo de las relaciones interpersonales, el control de conductas impulsivas o
desadaptativas, la flexibilización de los pensamientos
y creencias y el afianzamiento de un sentido de la identidad personal. A continuación nos centraremos en la
descripción y análisis del programa de tratamiento.

Terapia dialéctico comportamental

La Terapia Dialéctico Comportamental (DBT), desarrollada por Linehan, tiene como objetivos centrales enseñar al paciente a modular sus emociones extremas, reducir conductas desadaptativas influenciadas por el estado de ánimo, y fomentar la autovalidación emocional y cognitiva.

 A diferencia de la terapia cognitivo-conductual clásica, la DBT introduce un enfoque innovador que parte de la aceptación y validación de la experiencia del paciente como base para el cambio. Esta aceptación no implica permisividad, sino reconocer el sufrimiento del individuo y su esfuerzo por manejarlo con recursos limitados. El tratamiento comienza con un periodo de preparación donde se establecen metas claras, compromisos mutuos y límites terapéuticos explícitos, promoviendo la responsabilidad y la colaboración activa del paciente.

Además, se resalta que el terapeuta guía pero no puede resolver la vida del paciente, lo que ayuda a regular las expectativas poco realistas hacia la figura terapéutica.

texto extraído de: 

García Palacios, A. (2004). La terapia dialéctico comportamental para el tratamiento del trastorno límite de la personalidad. Informació Psicològica, (84), 42–45.